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24.2.10

El fantasma del que se paró

Alguien que me explique porque al sentarse en un bus, algunos usuarios de este noble medio de transporte optan por esperar unos segundos (he visto algunos que hasta se toman el minuto entero) antes de posar sus gluteos en la cuerina escarlata del cebollero de turno. Los veo a diario, se ubican en una diagonal perfecta entre el culo y el borde del sillin. Es un movimiento que deben tener dominado desde que el padre les dijo que si se sentaban tan pronto el anterior pasajero hubiese dejado de ocupar su puesto, el espiritu del mismo se les iba a meter por el orto en un acto de posesion demonica urbana de tradicion oral. Me lo han contado, me han dicho que si uno se sienta en el puesto del cristiano anterior, el fantasma de este se inserta en el culo y empieza a subir por la medula hasta contagiarnos con el mal de sambito.
Es increible pensar que lo que en apariencia es un pequeñisimo caso de asco al calor de las nalgas del vecino, resulta ser un caso de proteccion personal ante la invasion anal de un espiritu burlon que haria de las suyas si no se tiene cuidado de esperar prudentemente a que dicha aparicion se esfume pacificamente en el vacio busetero capitalino.
Asi que pilas pues que no queremos que nos invadan el jopo los espiritus malignos de los rusos, empleadas, ejecutivos emergentes y demas busetohabientes de nuestro medio.

Feliz noche

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